El huevo, un superalimento cargado de simbolismo

Es uno de los alimentos con más tradición gastronómica en Cataluña y está presente a las costumbres y rituales más antiguos

Cada segundo viernes de octubre se celebra el Día Mundial del Huevo a escala internacional, un evento que este año será el día 11 de octubre. Durante varios días, en un gran número de países de los cinco continentes tienen lugar eventos e iniciativas diversas, dedicadas a conmemorar las bondades de este alimento y su importancia en la nutrición humana.

Las propiedades nutricionales del huevo son innegables: un solo huevo aporta seis gramos de proteína y catorce nutrientes esenciales, incluyendo vitaminas A, B, D y E, además de ser una fuente importante de calcio, selenio y yodo. De las proteínas del huevo se dice que son de alta calidad, porque contienen todos los aminoácidos esenciales y en una proporción óptima, y ​​además son proteínas de muy fácil digestión. La yema contiene un alto nivel de colesterol HDL, llamado «colesterol bueno» y es una fuente de antioxidantes. Por todo ello se considera el huevo como un tesoro alimentario. Posiblemente, el huevo sea el «superalimento» más antiguo y extendido del mundo.

 

El huevo, símbolo de la vida

Sus cualidades y su presencia en todo el mundo, desde hace muchos siglos, han hecho del huevo un elemento primordial de la tradición gastronómica de un gran número de culturas. Este es el caso de Cataluña, donde podemos encontrar un gran número de platos elaborados con el huevo como ingrediente principal. Esta presencia del huevo en la cocina no sólo va ligada a sus propiedades nutricionales y culinarias, sino que está íntimamente ligada a nuestras tradiciones. Desde muy antiguo, el huevo trasciende la categoría de alimento y su función nutritiva y se carga de simbolismo, impregnando de significado las costumbres, los rituales y los alimentos que preparamos alrededor de estos.

Desde tiempos inmemoriales el huevo ha simbolizado el germen de la vida y de la creación del Universo, así como la fecundidad y la regeneración de la vida. Esta es una constante en muchísimas culturas y encontramos referencias de ello en los rituales de la antigua Persia y en las mitologías de Egipto, de Grecia, de Roma, del pueblo Celta y de las civilizaciones del Extremo Oriente, entre muchos otros.

Este simbolismo del huevo impregnó también el cristianismo y ha perdurado hasta nuestros días, marcando los momentos más importantes del calendario litúrgico cristiano -hasta adquirir un gran protagonismo en la Cuaresma, la Pascua Florida y el Corpus- e influyendo incluso la obra de los grandes artistas. A continuación citamos algunos ejemplos de esta influencia que tiene el huevo en nuestra cultura:

 

Los huevos de Pascua

El huevo tiene una presencia y un simbolismo muy marcados en la Pascua cristiana y también en la judía. En Pascua, todos los pueblos de tradición cristiana utilizan el huevo para decorar y para elaborar comidas especiales. En nuestro caso más evidente y extendido es el del huevo de Pascua y la mona de Pascua. Antiguamente la mona era un roscón dulce que el padrino regalaba a su ahijado, encima del cual se colocaban huevos enteros -tantos huevos como años tenía el ahijado-, que se cocían al tiempo que el roscón. Esta manera de hacer la mona aún pervive en las comarcas del Ebro y en las de Poniente, y también en algunas comarcas de la Comunidad Valenciana, mientras que en las comarcas de Barcelona y en otros puntos de Cataluña hacia el S. XIX se empezó a sustituir por una tarta hecha con bizcocho cubierto de golosinas, donde el huevo sigue teniendo el protagonismo, eso sí, hecho de chocolate.

El huevo de Pascua toma su simbolismo de la idea del renacimiento o la renovación de la Naturaleza que estaba presente en los antiguos rituales que se hacían por Primavera, como los dedicados a la diosa Ceres y a las divinidades de muchas culturas ancestrales, y lo traslada a la tradición cristiana para explicar el misterio de la resurrección de Jesucristo.

 

 

 

 

 

El “ou com balla”

La víspera del Corpus, en el templete gótico de Sant Jordi del claustro de la Catedral de Barcelona se puede contemplar cada año, desde hace mucho tiempo, lo que se llama «el ou com balla». Se trata de una tradición de la que se desconoce su origen exacto, pero de la que se tiene constancia escrita del año 1637. Esta tradición consiste en adornar la fuente del templete con hojas y flores -antiguamente se utilizaban cerezas- y se deposita un huevo en el vaso de la fuente. El huevo va flotando por la superficie del agua, movido por la corriente creada por el surtidor y cuando pasa por encima de éste, el chorro de agua lo eleva y lo hace girar durante unos instantes, hasta que vuelve a caer en el agua del vaso y se inicia nuevamente el ciclo. Actualmente se puede contemplar este fenómeno en hasta diecisiete claustros y patios de la ciudad de Barcelona y también en otras poblaciones catalanas.

Aunque no existen referencias sobre el significado del ou com balla, no faltan las interpretaciones. De entre las más extendidas está la que ve un paralelismo con la custodia y la que relaciona los diferentes elementos presentes: las flores y hojas, el agua y el huevo como símbolos de la fecundidad y la regeneración.

 

 

 

Los huevos de las monjas Clarisas

En Barcelona se practica una tradición relacionada con las bodas, los huevos y la comunidad monjas clarisas del Monasterio de Pedralbes. Los huevos en este caso serían el presente que las parejas, y más concretamente las novias o sus familiares más cercanos, llevan a las monjas clarisas del Monasterio para pedir que los tengan en cuenta en sus oraciones a Santa Clara, popularmente conocida como patrona del buen tiempo, y conseguir así una buena climatología para el día de la boda. El presente consiste en entregar una docena de huevos en una cesta, con los nombres de los novios escritos en un papel.

Se desconoce la fecha de origen de esta tradición, que se practica también en otros lugares donde están presentes las monjas de la orden de Santa Clara.

 

 

 

 

 

 

 

 

La butifarra de huevo

El Jueves Lardero, primer día del Carnaval, es tradición comer tortilla y butifarra de huevo en muchos lugares de Cataluña. Durante el Carnaval estaba permitido comer carne antes de la abstinencia propia de la Cuaresma; la presencia del tocino y los embutidos en las comidas influyó el nombre que se le ha dado a este día (de ahí el término lardero), pero el papel del huevo es también importante pues en algunos lugares también se conoce como el día de la tortilla. Hay varias referencias a la merienda que era costumbre hacer, a base de tortilla y butifarra catalana. Se cree que esta combinación dio lugar a elaborar butifarras con huevo, un embutido elaborado con carne y huevos que se consume aún hoy en día, tanto solo como en tortilla.

Curiosamente, el huevo es un alimento que está presente tanto en los «días grasos» del Carnaval como en las comidas de la Cuaresma, incluido Viernes Santo. De entre los platos más antiguos que se cocinan en Cataluña estos días están los cigrons amb suc, un guiso de garbanzos que incluye huevos duros y del que existen numerosas variantes por toda Cataluña, algunas con bacalao.

 

 

 

 

El huevo en la obra de Salvador Dalí

El huevo es un elemento omnipresente en la obra de Salvador Dalí y una de sus obsesiones. No es casualidad que tanto el Teatro-Museo de Figueres como la casa de Port Lligat haya huevos coronando las edificaciones.

Para Dalí el huevo era símbolo de su vida preuterina y fuente de la esperanza en el resurgimiento, en sentido metafísico. El huevo está presente en un gran número de obras y de representaciones del artista. Algunos ejemplos son los cuadros «Niño geopolítico observando el nacimiento del Hombre Nuevo», «Huevos fritos en un plato sin plato» o «Prenatal memory».

 

 

 

 

 

 

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Sobre la producción de huevos: Cataluña es la cuarta comunidad autónoma productora de huevos

La versatilidad y el precio asequible de los huevos los convierten en uno de los alimentos más presentes en la cocina. Los catalanes consumen más de un billón de huevos al año; es decir, 12 docenas de huevos por persona (148 unidades).

Cataluña es la cuarta comunidad autónoma con mayor producción de huevos de España (11% del total), después de Castilla-La Mancha, Castilla y León, y Aragón, con 176 explotaciones de más de 300 gallinas y un censo de 4,3 millones de aves que producen alrededor de 105 millones de docenas de huevos. Las granjas avícolas catalanas aplican los estándares más elevados del mundo en bienestar, sanidad y alimentación animal, seguridad alimentaria y medio ambiente, de acuerdo con lo establecido en la normativa de la Unión Europea.

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FAC, 40 años en defensa del sector avícola catalán

Desde hace más de 40 años, la Federación Avícola Catalana (FAC) es la entidad que representa al sector avícola en Cataluña y agrupa a los productores de huevos y carne de ave. Más de 350 empresas, grandes y pequeñas, repartidas por toda la geografía catalana se agrupan bajo el paraguas de la FAC, trabajando conjuntamente para promover la calidad de la carne de ave y los huevos y dar a conocer sus sistemas de producción, de acuerdo con los más elevados estándares nutricionales, sanitarios, de calidad y bienestar animal.

 

Fuente: FEDERACIÓN AVICOLA CATALANA (FAC)

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  • FEDERACIÓ AVÍCOLA CATALANA

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