Directrices para corregir programas de incubación Directrices para corregir programas de incubación Los cambios son buenos y necesarios. Incluso cuando las cosas van bien es importante contemplar la posibilidad de incorporar algún cambio para que vayan incluso mejor. En un programa de incubación satisfactorio se pueden aplicar algunos cambios (pese al éxito que este programa presente) en función de factores muy diversos como la variación climatológica, la raza que se esté criando o las actualizaciones en las técnicas de incubación.

 

Aun así, cuando un programa de incubación no resulta adecuado, hay que saber dónde se encuentra la raíz del problema para valorar si éste tiene que ser cambiado. Y es que una modificación (por ejemplo, en la humedad ambiental o en la temperatura de las incubadoras), por pequeña que sea, puede suponer una gran diferencia en los resultados.

 

Es por eso que la combinación de diferentes elementos es clave para el desarrollo óptimo de los embriones. De este modo, preguntas como “¿qué cambio se ha hecho?”, “¿cuándo?” y “¿desde cuándo?” pueden ayudar a determinar los posibles errores cometidos y a repararlos basando el nuevo programa en el esqueleto del antiguo, ya obsoleto por motivos tan diversos como un retraso en el desarrollo del embrión o de una mortalidad temprana o un mal ajuste de las máquinas incubadoras.

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