Resumen Conferencia impartida por Rafael Lera de ISA/Hendrix Genetics, en las Jornadas Profesionales de Avicultura 2014 en el marco del salón SIAG (Salón Internacional de la Avicultura y Ganadería) 

 Rafael-Lera[1]

El progreso genético alcanzado en ponedoras comerciales, de modo especialmente significativo en la última década, está funda­mentalmente basado en una mejora de la persistencia de producción, lo que permite alargar la vida productiva, y económica, de los lotes de aves, siempre y cuando la nutrición, el manejo y la prevención de enfermedades acompañen esta mejora genética.

Desde el punto de vista de la alimentación, el principio fundamental es garantizar un consumo de nutrientes que cubran las necesidades del lote, que dependerán fundamentalmente de la masa de huevo producida, aunque en las primeras semanas de producción, hay que tener muy presente que el crecimiento de las ponedoras todavía no ha concluido.

El hígado es un órgano clave para la producción de huevos, y mantener un hígado sano es fundamental cuando se alargan los ciclos productivos. Es esencial controlar la evolución del peso de las aves en producción para estimar su balance energético y evitar exceso de grasa. La utilización de factores lipotrópicos favorecerá el mantenimiento de un hígado eficiente en la hidroxi­lación de la vitamina D, lo que repercutirá también en una mejor calidad de la cáscara.

La alimentación mineral es otro aspecto determinante para mantener una calidad de cáscara adecuada, que adquiere todavía mayor trascendencia cuando hablamos de mayor exportación de huevo por ave y de prolongación de la vida productiva. Con­forme avanza la edad de las aves, el tamaño de huevo aumenta pero el porcentaje de cáscara disminuye, y como consecuencia aumentan las necesidades minerales de las gallinas.

Las estrategias nutricionales en recría tienen que priorizar el crecimiento temprano de las aves, para garantizar un buen desarro­llo esquelético de las aves, así como la formación de las reservas minerales adecuadas en forma de hueso medular. Ya en la fase de puesta, uno de los parámetros fundamentales por su impacto sobre la calidad de la cáscara es el tamaño y la solubilidad de las partículas de calcio aportadas con el alimento o como suplemento. Los horarios de alimentación también tendrán un efecto determinante, recomendándose que se ajusten de manera que las aves consuman la mayor parte de la ración durante la tarde, y así poder garantizar una cantidad de calcio almacenado en la molleja suficiente que, solubilizándose lentamente durante la noche, se utilizará para la calcificación del huevo.

El mantenimiento de un buen estado de emplume en lotes de edades avanzadas es otro aspecto a tener en cuenta por su im­pacto económico al afectar al índice de conversión y a menudo también a la viabilidad. La presentación física del pienso y la utilización de fórmulas diluidas que incorporen materias primas con un contenido elevado en fibra insoluble tendrá un efecto favorable sobre el comportamiento de las aves, al minimizar el picaje de plumas.

Descargar presentación impartida: “Recursos alimenticios para alargar la vida productiva de la gallina

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